Introducción

     Tratar de analizar la agricultura de Jaén, con independencia de la realidad agraria del monocultivo del olivo, no es tarea baladí, pues muy poco, o casi nada, de esta agricultura, puede entenderse de espaldas al olivar, que marca, término a término, comarca a comarca, hasta el más recóndito de sus parajes y paisajes agrarios. Es más que probable que, a excepción de las escasas grandes explotaciones cerealistas y de aquellas otras de tipo medio en regadío, dedicadas a cultivos industriales y hortícolas, la mayoría de las explotaciones agrícolas de la provincia estén marcadas indefectiblemente por su especialización olivarera.

     Adjetivar como “otra” a la agricultura no olivarera de Jaén, no trata de hacer énfasis en su acepción de diferente, sino facilitar su entendimiento pues, en términos generales, la agricultura de Jaén es ininteligible sin el olivar y ello a pesar de que hasta la década de los años 50 esta “otra agricultura” tuvo un peso específico importante en la economía agraria de la provincia.

     Dada la situación general de la agricultura, en nuestro país, pocas soluciones provinciales se vislumbran a priori para esta agricultura “residual”, en términos económicos, que —sin embargo— merecería de un esfuerzo para mantenerla, siquiera fuese por preservar la escasa diversidad agraria de nuestra provincia y como freno del mastodóntico monocultivo olivarero, al que sin negarle su condición de fuente generadora de riqueza y de bienestar y cohesión social, su desmedido crecimiento —por todas partes— sin más topes que las adversidades climáticas, lo han llevado a producir muy por encima de las más optimistas previsiones de consumo y puede convertirlo en un gigante con pies de barro que, en su caída, arrastre a toda la economía provincial.

    No están lejanos los tiempos en que los agricultores aseguraban sus rentas anuales diversificando sus cosechas. Asociaciones, perfectamente viables, de olivar y viñedo, olivar y almendros u otros frutales de secano e, incluso, de olivar y cereal, perduran aún en el recuerdo de la agricultura de nuestra infancia y es posible que estos recuerdos del pasado puedan ayudarnos a establecer un marco de aproximación a una agricultura sostenible de futuro, en la que se trata de optimizar el uso de todos los recursos productivos, ecológicos, paisajísticos, etc., que el medio nos ofrece.


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Breve descripción agroclimática de la provincia de Jaén

     El análisis de la agricultura requiere, con carácter previo, unas pinceladas sobre la situación y características agroclimáticas de Jaén. Así, la provincia, situada al NE de la región andaluza, tiene una extensión de 13.497 Km2, que representa el 15,5 por 100 de la superficie total de Andalucía.

     El clima, que puede clasificarse como de tipo mediterráneo con diferentes subtipos (subtropical, templado y continental), está totalmente influenciado por el Valle del Guadalquivir que, abierto al océano Atlántico, condiciona la circulación atmosférica de la provincia. Los vientos húmedos oceánicos circulan por el valle en primavera y otoño, produciendo abundantes lluvias, sobre todo en las vertientes de las serranías Subbéticas.

     Tres zonas claramente diferenciadas definen la orografía de Jaén. Al N, Sierra Morena, reborde paleozoico de la Meseta Castellana, con relieves de fuertes pendientes y valles alongados y estrechos, orientada al sur, con suelos pocos profundos, en los que predominan los pastos, el matorral y el arbolado forestal. Al E y al S, las serranías Subbéticas, formadas por dos unidades diferentes, las Sierras de Segura, Cazorla y el Pozo y las Sierras de Cabra de Santo Cristo, Mágina y la Pandera, con numerosos valles fértiles y abrigados que —en su mayoría— se abren hacia el río Guadalquivir. En el centro, la extensa zona de relieve suave, de suelos profundos y fértiles, que caracteriza a las comarcas de La Loma y La Campiña.

     La provincia de Jaén pertenece, en casi su totalidad, a la cuenca del río Guadalquivir, que nace en la Sierra de Cazorla y la cruza de E a O. Los principales afluentes del río Guadalquivir son, por su margen derecha, el río Guadalimar, del que es tributario el río Guadalmena y los ríos Rumblar y Jándula; por su margen izquierda, el río Guadiana Menor, del que es tributario el río Guadaletín y los ríos Jandulilla y Guadalbullón. El río Segura, que nace en la sierra de su mismo nombre, apenas si es aprovechado en la provincia.

     El embalse más grande de la provincia es el del Tranco de Beas, construido en la cabecera del río Guadalquivir con 500 Hm3 de capacidad, le siguen en importancia los embalses del Guadalmena (346 Hm3), Jándula (342 Hm3) y Rumblar (126 Hm3), construidos sobre los ríos del mismo nombre y el de la Bolera (50 Hm3) construido sobre el río Guadalentín.


Distribución general de las tierras de Jaén

    De acuerdo con los datos estadísticos de 1998, la provincia de Jaén, con una superficie total de 1.349.757 has., dispone de 713.463 de tierras cultivadas (52,9 por 100 de la superficie total), de las que 567.887 se cultivaron en secano (79,6 por 100) y 145.576 en regadío (20,4 por 100). En el cuadro siguiente se detalla la distribución general de las tierras de la provincia en 1998.

Distribución general de las tierras de Jaén. 1998

Cultivo/ Grupo de cultivos
Secano (has.)
Regadío (has.)
Total (has.)
Cereales grano 42.390 6.162 48.552
Leguminosas grano 6.723 495 7.218
Tubérculos 102 2.283 2.385
Cultivos industriales 8.289 9.081 17.370
Flores y ornamentales 2 85 87
Cultivos forrajeros 1.808 3.195 5.003
Hortalizas 1.302 4.683 5.985
Total cultivos herbáceos 60.616 25.984 86.600
Barbechos y otras tierras no ocupadas 54.720 3.100 57.820
Frutales 7.173 1.481 8.654
Viñedo 744 42 786
Olivar 444.408 114.948 559.356
Otros 220 1 221
Viveros 6 20 26
Total cultivos leñosos 452.551 116.492 569.043
A) TOTAL TIERRAS DE CULTIVO 567.887 145.576 713.463
Prados naturales 311 311
Pastizales 126.272 126.272
B) TOTAL PRADOS Y PASTIZALES 126.583 126.583
Monte maderable 209.260 148 209.408
Monte abierto 73.637 73.637
Monte leñoso 127.257 127.257
C) TOTAL TERRENO FORESTAL 410.154 148 410.302
Erial a pastos 33.889 33.889
Espartizal 12.791 12.791
Terreno improductivo 13.211 13.211
Superficie no agrícola 26.256 26.256
Ríos y Lagos 13.262 13.262
D) TOTAL OTRAS SUPERFICIES 99.409 99.409
TOTAL SUPERFICIE PROVINCIAL 1.204.033 145.724 1.349.757

     No obstante, es más que probable que los datos recogidos en este cuadro respondan a lo que se podría denominar “realidad estadística”, muy alejados de la “realidad de campo”, que podemos ver a diario, dado el dinamismo mostrado por el sector agrario en su capacidad de transformar en olivar otros cultivos y en el notable incremento de los regadíos en la provincia.

     En este sentido, se ha utilizado la información proveniente de las ayudas por superficie y del recientemente publicado Inventario y Caracterización de los Regadíos de Andalucía, que pueden ayudarnos a cuantificar el desplazamiento de tierras de cultivo de cereal (y barbechos asociados) hacia el olivar y el incremento de los regadíos, fundamentalmente en el olivar.

     Por lo que se refiere a las ayudas a superficies, que afectan a los cultivos COPL (cereales, oleaginosas, proteaginosas, leguminosas), pero que también facilitan la información sobre algodón y cultivos forrajeros, se han analizado los datos correspondientes a las campañas 1998/99 y 1999/2000, que, junto a los datos estadísticos de 1998 de esos cultivos, se incluyen en el cuadro siguiente:

Comparación superficies estadísticas y declaradas en ayudas a superficies

Grupo de cultivos Estadística 1998
Ayudas 1998/99
 Ayudas 1999/2000 
 
S
R
Total
S
R
Total
S
R
Total
Cereales grano
42.390
6.162
48.552
29.314
5.285
34.599
36.844
5.141
41.989
Leguminosas grano
6.723
495
7.218
5.835
182
6.017
4.636
236
4.872
Cultivos industriales
8.289
9.081
17.370
7.421
8.084
15.505
3.543
8.382
11.925
Barbechos
54.720
3.100
57.820
9.173
166
9.339
6.373
9
6.382
Cultivos forrajeros
1.808
3.195
5.003
1.808
7.886
9.694*
1.808
230
2.038*
 
 
 
 
(36.344)*
 
 
(33.605)*
 
 
Total
113.930
22.033
135.963
53.551*
21.603
75.154*
53.204*
13.998
67.206*
(*)
Cultivos forrajeros se utiliza en ayudas a superficies para justificar el factor de densidad ganadera. En secano son pastizales, por lo que sólo se tienen en cuenta los cultivos forrajeros de secano estadísticos.
Fuente:
Consejería de Agricultura y Pesca, 1999 y 2000. Elaboración propia.

     Los datos de ayudas a superficies, de las campañas 1998/99 y 1999/2000, a excepción de los cultivos forrajeros en regadío, son prácticamente similares, por lo que a efectos de comparación con los datos estadísticos se han utilizado los de la campaña 1998/99, por ser este un año con condiciones climáticas prácticamente normales. De acuerdo con estos datos, mientras que las estadísticas agrarias indican la existencia de 135.963 hectáreas de cultivos herbáceos, las declaraciones de estos cultivos en ayudas por superficies sólo nos informan de la existencia de 75.154 has. Ello supondría descontar de las superficies estadísticas 60.809 de cultivos herbáceos, de las que 60.379 serían de secano y 430 en regadío y que —con casi total certeza— habrán ido a engrosar el olivar, cultivo “refugio” por excelencia en los últimos años y la opción más clara y rentable para el agricultor, al menos en las condiciones actuales.

     Otra posible corrección de los datos estadísticos sobre la distribución de las tierras de la provincia, podría venir del programa de forestación de tierras agrarias, que durante el período en que se lleva aplicando (1993-1999) ha afectado a 8.958 has., aunque las tierras utilizadas para forestación han sido —fundamentalmente— eriales a pastos, por lo que no debe haber afectado a la superficie de las tierras cultivadas.

     Los datos del recientemente publicado Inventario y Caracterización de los Regadíos de Andalucía, nos pueden ayudar a casar las superficies de regadío de Jaén, comparándolos con los datos disponibles de las declaraciones efectuadas en las ayudas a superficies. En el cuadro adjunto se efectúa este ajuste para cada grupo de cultivos.

Ajuste de superficies en regadío   

Grupo de cultivos Inventario Ayudas superficies Probable situación real
Extensivos invierno 7.687 5.467 5.467
Extensivos verano 13.281 15.920 15.970
Intensivos aire libre 10.448 No incluidos 9.979*
Total cultivos herbáceos 31.416 —- 31.416
Frutales y otros 1.494 No incluidos 1.494
Olivar 156.113 No incluidos 156.113
Total cultivos leñosos 157.607 —- 157.607
Total cultivos regadío 189.023 —- 189.023
(*)
Ajuste para mantener superficies de cultivos herbáceos totales del inventario. 
Fuente:
Inventario y Caracterización de los Regadíos de Andalucía, 1999. Consejería de Agricultura y Pesca. Elaboración propia.   

     De acuerdo con los datos contenidos en los cuadros anteriores, se ha elaborado un resumen de la probable situación actual de las tierras cultivadas en Jaén, que se detalla a continuación:

     De acuerdo con los datos recogidos en el mencionado cuadro, la provincia de Jaén contaría en la actualidad con 713.463 hectáreas de tierras cultivadas, de las que 524.440 se cultivarían en secano (73,5 por 100) y 189.023 lo serían en regadío (26,5 por 100), con dos elementos importantes: el olivar y la superficie de regadío.

Resumen de tierras cultivadas. Jaén, 2000   

Grupo de cultivos
Secano
Riego
Total
Cultivos herbáceos
45.782
31.416
77.198
Barbechos y otros
9.173
—-
9.173
Cultivos leñosos, frutales y otros
8.185
1.494
9.679
Olivar
461.300
156.113
617.413
Cultivos leñosos
469.485
157.607
627.092
Total tierras cultivadas
524.440
189.023
713.463
Fuente:
Elaboración propia. 
  

     Destaca por su importancia el monocultivo olivarero de la provincia de Jaén, que con 617.413 has. (461.300 en secano y 156.113 en regadío), ocupa el 86,5 por 100 del total de las tierras cultivadas, definiendo y caracterizando su paisaje agrario. Por otro lado, conviene señalar la importancia de los regadíos de la provincia que, con 189.023 has., representa el 26,5 por 100 de las tierras cultivadas, porcentaje que supera con creces la media de Andalucía, estimada en el 19 por 100 de la superficie cultivada total. Aunque este dato conviene matizarlo, pues los regadíos de Jaén son los que menos agua consumen de las dos cuencas hidrográficas de las que se abastecen, fundamentalmente de la del río Guadalquivir (187.898 has.) y, en mucha menor entidad, de la del río Segura (1.125 has.). De acuerdo con los datos obtenidos del Inventario y Caracterización de los Regadíos de Andalucía (CAPJA, 1999), el consumo medio de agua de los riegos de Jaén se estima en 2.767 m3/ha y año, mientras que la media de consumo de agua en los regadíos andaluces se sitúa en los 4.897,5 m3/ha y año, con un máximo para la provincia de Sevilla de 6.048 m3/ha y año. Abundando en estos datos, el consumo global de agua en los regadíos de Jaén se ha estimado en 523 Hm3/año, lo que representaría el 13,5 por 100 del consumo total de agua de los regadíos andaluces, entre los que destacan los regadíos de Sevilla, que consumen anualmente 1.387 Hm3 de agua.


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Análisis de la “otra agricultura” de Jaén

     Se advertía, en la introducción del presente trabajo, de la dificultad que, para una provincia como la de Jaén, dedicada casi por completo al monocultivo del olivo, tiene el realizar análisis y articular propuestas sobre el resto de la agricultura provincial. De ahí, el calificarla como “la otra agricultura”, no tanto para enfatizar su condición de diferente sino, más bien, para resaltar el sentido de “extraña” o “ajena” a la evidente realidad agrícola de nuestra provincia.

     Con la información elaborada en los cuadros anteriores, se ha confeccionado el siguiente cuadro, en el que se recogen las posibles superficies actuales de los diferentes cultivos que integran esta “otra agricultura”. De acuerdo con dicho cuadro, la “otra agricultura” de Jaén estaría definida por 96.050 has. (13,5 por 100 de las tierras cultivadas), de las que 63.140 serían de cultivos de secano (67,7 por 100) y 32.910 se cultivarían en regadío (34,3). Destacan, por su importancia, los cultivos herbáceos, con una superficie de 77.198 hectáreas y que, añadiéndole los barbechos asociados a este sistema de cultivo, representan el 89,9 por 100 de esta otra agricultura de Jaén; los cultivos leñosos (sin el olivar), con tan sólo 9.679 has., representan el 10,1 por 100 de la superficie cultivada.

     Pasamos ahora a una descripción más detallada de los diferentes cultivos que integran los grupos incluidos en el cuadro anterior.

Distribución de superficies cultivadas en Jaén, 2000

 

La otra agricultura de Jaén. Posible situación de cultivos, 2000

Grupo de cultivos Secano (has.) Regadío (has.) Total (has.)
1.Cultivos herbáceos      
  Cereales grano 29.314 5.285 34.599
  Leguminosas grano 5.835 182 6.017
  Tubérculos 102 3.231 3.333
  Cultivos industriales 7.421 8.084 15.505
  Flores y ornamentales —- 120 120
  Cultivos forrajeros 1.808 7.886 9.694
  Hortalizas 1.302 6.628 7.930
Total cultivos herbáceos 45.782 31.416 77.198
2.Barbechos y otras tierras no ocupadas 9.173 —- 9.173
3. Cultivos leñosos      
  Frutales 7.173 1.473 8.646
  Viñedo 786 —- 786
  Otros 220 1 221
  Viveros 6 20 26
Total cultivos leñosos 8.185 1.494 9.679
Total cultivos 63.140 32.910 96.050
Fuente:
Elaboración propia. 
  

A. CULTIVOS HERBÁCEOS

     Con 77.198 hectáreas de superficie cultivada, de las que 45.782 se cultivan en secano (59,3 por 100) y 31.416 en regadío (40,7), se trata de un grupo muy heterogéneo, en el que, sin perder sus características de agricultura de secano basada en los cereales y leguminosas, el regadío tiene un peso específico importante, basado fundamentalmente en los cultivos industriales, los forrajeros y las hortalizas.

A.1. Cereales grano

     Se cultivan en la actualidad 34.599 has., de las que 29.314 lo son en secano (84,7 por 100) y 5.285 en regadío (15,3). En los secanos predomina la cebada, seguida del trigo, que representan —entre ambos— el 88 por 100 de la superficie dedicada al cereal grano; de menor importancia son los cultivos de avena (10 por 100), centeno (2 por 100) y otros —prácticamente testimoniales— como el triticale, alpiste, etc. En los regadíos sobresalen los cultivos de trigo (42 por 100) y maíz (33), seguidos de la cebada (21), avena (3 por 100) y otros.

     En el caso del trigo, destacan las variedades de trigo duro (80 por 100) sobre las de semiduros y blandos (20 por 100), tanto en secanos como en regadíos. En el caso de la cebada, predominan las variedades de cebada cervecera (67 por 100), sobre la caballar (33 por 100). En el caso del maíz, la práctica totalidad del cultivo (96,7 por 100) se realiza con variedades híbridas.

     Los cultivos de cereal grano se distribuyen por toda la provincia, aunque son destacables las superficies de cultivo en las comarcas de Campiña Norte y Sierra de Cazorla, que representan, entre ambas, el 42 por 100 de la superficie provincial. Le siguen en importancia, las comarcas de Sierra Mágina (12,5 por 100), Sierra de Segura (10,7), La Loma (8,4), El Condado (7,5), Sierra Sur (7,2), Campiña Sur (7) y Sierra Morena (4,7 por 100).

A.2. Leguminosas grano

     Se cultivan 6.017 has., de las que 5.835 lo son en secano (97 por 100) y 182 en regadío (3 por 100). En los secanos destacan los cultivos de garbanzos (58,5 por 100) y veza (30,6), seguidos de las habas (7,7), lentejas (2,5 por 100), guisantes y otros. En los regadíos, de escasa importancia, predominan los cultivos de habas (43,4 por 100) y garbanzos (23,2), seguidos de los de judías secas (17,5) y veza (13,1 por 100).

     Las producciones de judías secas, garbanzos y lentejas se utilizan para consumo humano, mientras que las de habas secas y guisantes secos se utilizan para consumo animal, igual que las de veza, yeros, altramuz, etc.

     Los cultivos de leguminosas grano se distribuyen por toda la geografía provincial, aunque destacan en la Comarca de la Campiña Norte (26,8 por 100), seguida de las Comarcas de Sierra de Cazorla (13,8), Sierra Sur (10,9), Sierra Mágina (9,8), Sierra de Segura (9,4), El Condado (6,5 por 100) y Sierra Morena, donde la presencia de este tipo de cultivos es prácticamente testimonial.

A.3. Tubérculos

     Con una superficie total de 3.333 has., se cultivan 102 en secano (3 por 100) y 3.231 en regadío (97 por 100). Este grupo está constituido exclusivamente por patatas para consumo humano pues, aunque existen cultivos de otros tubérculos (boniato y batata), las superficies ocupadas por éstos son insignificantes.

     Un 47,7 por 100 de las patatas cultivadas son de media estación (recolección entre 15/VI y 30/IX) y un 39,8 por 100 son patatas tempranas (recolección entre 15/IV y 15/VI); el resto de la superficie está ocupada por patatas tardías (recolección entre 30/IX y 15/I).

     El cultivo de patata, aunque presente en toda la provincia, se concentra fundamentalmente en las Comarcas de Sierra de Segura (35,5 por 100) y Campiña Sur (22,7), seguidas por las Comarcas de La Loma (9,3), Sierra de Cazorla (8,5), Sierra Sur (7,2), Sierra Morena (6,8), Sierra Mágina (5,4 por 100) y, finalmente, Campiña Norte y El Condado, en las que las superficies dedicadas a este cultivo no son representativas del mismo.

A.4. Cultivos industriales

     De un total de 15.505 hectáreas cultivadas, 7.421 se cultivan en secano (47,9 por 100) y 8.084 lo son en regadío (52,1 por 100). En los secanos predomina el cultivo de girasol (90,5 por 100) y muy distanciados de él, los cultivos de algodón (4,3 por 100), colza (1,3), remolacha azucarera (1,3 por 100), así como los de lino textil y cártamo, a los que se dedican superficies no relevantes. En los regadíos destaca el cultivo del algodón (61,6 por 100), seguido del girasol (30,2) y remolacha azucarera (6,3 por 100); otros cultivos como colza, soja o cártamo, ocupan superficies insignificantes.

En lo que respecta a la distribución de estos cultivos en la provincia, sobresalen por su importancia las Comarcas de la Campiña Norte (44,7 por 100) y Sierra Morena (20,9), seguidas por las de Sierra Mágina (13,4), La Loma (11,3) y Campiña Sur (6,5 por 100); en el resto de las comarcas, aunque se cultivan, este grupo es irrelevante en la práctica.

A.5. Flores y plantas ornamentales

     Este grupo ocupa tan sólo 120 hectáreas de regadío en la provincia. Predomina el cultivo de claveles (36,9 por 100) y plantas ornamentales (21,8), seguidos de los de rosas (12,6 por 100) y otras flores. En el cultivo de claveles se utilizan preferentemente las variedades americanas. En el de rosas, el abanico de variedades es muy amplio, contándose entre ellas las rosas baccara o rouge meilland. La producción de flores y plantas ornamentales se concentra fundamentalmente en la Comarca de Sierra Morena (87,4 por 100).

A.6. Cultivos forrajeros

     Con un total de 9.694 has., los diversos cultivos forrajeros ocupan 1.808 en secano (18,7 por 100) y 7.886 en regadío (81,3 por 100). En secano los cultivos más importantes son la veza (39,6 por 100) y los cereales de invierno (35,7), seguidos a gran distancia por los de maíz (6,5) y alfalfa (5,8 por 100). Aunque se cultivan otros como los de col y el cardo forrajero, habas, praderas polifitas, etc., las superficies dedicadas a ellos son insignificantes. En los regadíos predomina el cultivo de alfalfa (63,3 por 100), seguido de los de veza forrajera (12,7) y maíz forrajero (12,1 por 100). Otros cultivos como el sorgo forrajero, praderas polifitas, etc., no son significativos.

     Los cultivos forrajeros tienen su mayor importancia en las Comarcas de Sierra de Segura (29,6 por 100) y Sierra Morena (21,2), seguidas de las Comarcas de Campiña Sur (12,9), El Condado (10,3), La Loma (8,3), Campiña Norte (6,5) y Sierra de Cazorla (5,4 por 100). En las Comarcas de Sierra Sur y Sierra Mágina, aunque presentes, este grupo de cultivos no tiene una significación especial.

A.7. Hortalizas

     Este variadísimo grupo de cultivos ocupa una superficie total de 7.930 has., de las que 1.302 se cultivan en secano (16,4 por 100) y 6.628 lo son en regadío (83,6 por 100). En los secanos predominan los cultivos de melón (37,8 por 100), seguidos de los de sandía (15,7) y ajos (7,1). Asimismo, en cantidades no significativas, se cultivan también judías verdes, tomates, berenjenas, coliflor, etc. En los regadíos predominan los cultivos de espárrago (11,9 por 100), tomates (11,4), ajos (9,8), pimientos (8,7), cebollas (7,5), habas verdes (6) y lechugas (5,5 por 100); cultivándose en cantidades menores toda la amplia gama de hortalizas, como las judías verdes, melón, sandía, pepino, col, berza, espinaca, acelga, cardo, cebolleta, rábanos, etc.

     Los cultivos hortícolas están presentes en toda la provincia, aunque destacan en las Comarcas de Campiña Norte (19,2 por 100), Campiña Sur (16,7) y La Loma (14,6), seguidas de las de Sierra de Cazorla (10,6), Sierra de Segura (10,4) y Sierra Morena (9,7 por 100) y, con menor extensión de cultivo, en las de El Condado, Sierra Mágina y Sierra Sur.

B. CULTIVOS LEÑOSOS

     Sin considerar el olivar, los cultivos leñosos ocupan, en la provincia de Jaén, una superficie total de 9.679 has., de las que 8.185 se cultivan en secano (84,6 por 100) y tan sólo 1.494 lo son en regadío (15,4 por 100). Se trata de un grupo de cultivos muy variado, que caracteriza una agricultura básicamente de secano, influenciada fundamentalmente por el almendro y el cerezo y, en mucha menor medida, por el viñedo.

B.1. Frutales

    Se cultivan en la actualidad 8.646 has., de las que 7.173 son de secano (83 por 100) y 1.473 de regadío (17 por 100). Además de estas superficies ocupadas por plantaciones regulares de frutales, están censados 634.500 árboles diseminados por toda la provincia.

     En secano predomina el cultivo del almendro (86 por 100), con 6.166 hectáreas de plantación regular y más de 241.000 árboles diseminados; le sigue en importancia el cultivo del cerezo (13,3 por 100), con 957 hectáreas de plantaciones regulares y más de 84.000 árboles diseminados.

     Las plantaciones de otros frutales (ciruelo, melocotonero, higuera, etc.) son insignificantes aunque, considerando los árboles diseminados, algunas de estas especies tienen una relativa importancia. Es el caso del ciruelo (138.000 árboles), melocotonero (35.000), higuera (27.000), manzano (24.000), peral (23.000), albaricoquero (11.800), nogal (10.500), kaki (10.500), granado (8.500), membrillero (7.100 árboles), etc. Aunque en las estadísticas utilizadas no se define si estos árboles son de secano o regadío, es preciso considerar que la práctica totalidad de los mismos, dadas sus necesidades hídricas, son de regadío, o al menos disponen de riegos ocasionales.

     En regadío predomina el cultivo del cerezo (52,2 por 100), con 772 hectáreas de plantaciones regulares, seguido del ciruelo (25,7) con 380 has., el melocotonero (7,3 por 100) con 108, así como de la higuera (50 has.), manzano (53 has.) y peral (38 has.) y superficies poco significativas de membrillero, albaricoquero y kaki.

     Este amplísimo grupo de cultivos se distribuye por toda la provincia, destacando en las Comarcas de Sierra Mágina (26,6 por 100), Sierra Sur (21,7) y Sierra de Cazorla (21,7) y, con menor importancia, en las Comarcas de Campiña Sur (9,6), La Loma (5,9), Sierra Morena (5,8), Sierra de Segura (4,8) y El Condado (3,2 por 100), llamando la atención el reducido número de frutales que se observa en la Comarca de Campiña Norte.

B.2. Viñedo

     Ocupa este cultivo tan sólo 786 hectáreas de superficie que, en su práctica totalidad, son de secano. La principal producción del viñedo provincial se destina a uva para vinificación (94,7 por 100), dedicándose a la uva de mesa tan sólo 42 has.

     Es preciso hacer constar que estas superficies estadísticas difieren sensiblemente de las reflejadas en el Catastro Vitivinícola de 1979, en el que para la zona de Torreperogil (Torreperogil, Úbeda, Sabiote y Rus) se indicaba la existencia de 787 hectáreas de viñedo y para la zona vitivinícola de Bailén (Bailén, Guarromán, Baños de la Encina y Villanueva de la Reina) se ponía de manifiesto la existencia de 626 has. La zona de viñedo de Lopera se encuentra, en la actualidad, reducida a pequeñas parcelas de escasa importancia, pese al prestigio de los vinos de la zona. Asimismo, existen pequeñas zonas vitivinícolas en Pozo Alcón -actualmente en auge- y los términos municipales de Frailes y Alcalá la Real.

B.3. Otros cultivos leñosos

     Existen, en la actualidad, 247 hectáreas de estos cultivos, de los que 226 están en secano (91,5 por 100) y 21 en regadío (8,5 por 100), siendo éstas últimas dedicadas a viveros. En este grupo de cultivos destaca la alcaparra (96,8 por 100), con 214 hectáreas de plantación regular y más de 60.000 plantas diseminadas, aunque este dato puede ser muy superior, dado que la planta vegeta espontáneamente por toda la provincia. Otras especies, de escasa importancia económica, pero interesantes desde un punto de vista ambiental, son el zumaque, morera, mimbrera y caña. Aunque estas especies están presentes en toda la provincia, destaca la Comarca de Sierra Mágina, en la que se encuentran más del 80 por 100 de las plantaciones de alcaparra.

C. RESUMEN DE LA “OTRA AGRICULTURA” DE JAÉN

     Esta “otra agricultura” de nuestra provincia, que ocupa 96.050 hectáreas de superficie, lo que representa el 13,5 por 100 de las tierras cultivadas, está caracterizada por los cultivos de secano, mayoritarios (65,7 por 100), pero con una presencia importante de cultivos de regadío (34,3) y con un claro predominio de los cultivos herbáceos (89,9 por 100) sobre los leñosos, que sólo representan el 10,1 por 100 de la superficie cultivada.

Distribución de las 96.050 hectáreas de la “otra agricultura” de Jaén, 2000

     En los secanos predominan los cultivos de cereales grano (cebada cervecera y trigo duro, principalmente) que, con 29.314 has., representan el 64 por 100 de todos los cultivos herbáceos y el 46,4 por 100 de los cultivos de secano de la provincia (sin contar el olivar). Le siguen, en orden de importancia, los industriales (girasol, fundamentalmente) que, con sus 7.421 hectáreas cultivadas, representan el 16,2 por 100 de los cultivos herbáceos y el 11,7 de los de secano; y los cultivos de leguminosas grano (garbanzo y veza son los más importantes) que, con 5.835 has., representan el 12,7 por 100 de los cultivos herbáceos y el 9,2 de los de secano provinciales. Tanto los cultivos forrajeros (1.808 has.), como las hortalizas (1.302) o los tubérculos (102 has.), tienen escasa importancia en esta agricultura de secano. Por lo que se refiere a los cultivos leñosos, en secano, predominan los frutales (almendro y cerezo fundamentalmente) que, con 7.173 has., representan el 87,6 por 100 de los cultivos leñosos y el 11,6 de la agricultura de secano de la provincia (sin contar el olivar). Pese a su escasa importancia a nivel provincial, pero con relevancia en varios municipios (Bailén y Torreperogil, básicamente), está el viñedo, destinado mayoritariamente a la producción de uva para vinificación y del que existen claras discrepancias —por el momento sin resolver— entre la superficie que reflejan las actuales estadísticas (786 has.) y el Catastro Vitivinícola de 1979 (1.413 has.). El resto de los cultivos leñosos de secano, pese a ser interesantes, no tienen una especial relevancia.

El secano de la “otra agricultura” de Jaén, distribución de cultivos, 2000

     En los regadíos, mucho más diversificados, predominan los cultivos industriales (algodón y girasol, básicamente, además de remolacha azucarera) que, con 8.084 hectáreas cultivadas, representan el 25,7 por 100 de los cultivos herbáceos y el 24,6 del total de regadío. Le siguen, en orden de importancia, los forrajeros (alfalfa principalmente, además de veza y maíz), con 7.886 hectáreas cultivadas, lo que representa el 25,1 por 100 de los cultivos herbáceos y el 24 del total de superficie de cultivos en regadío; los hortícolas (espárrago, tomate, ajos, pimiento, cebollas, habas verdes, etc.), con 6.628 has., que representan el 21,1 por 100 de los cultivos herbáceos y el 20,1 de los de regadío; los cultivos de cereales grano (trigo duro y maíz, fundamentalmente, además de cebada cervecera), con 5.285 has., que representan el 16,8 por 100 de los cultivos herbáceos y el 16,1 de los de regadío provinciales y los cultivos de tubérculos (patatas tempranas y de media estación, fundamentalmente), con 3.231 has., que representan el 10,3 por 100 de los cultivos herbáceos y el 9,8 de los cultivos de regadío. El resto de cultivos herbáceos (leguminosas, flores y plantas ornamentales) no tienen una especial significación económica en el ámbito provincial. Por lo que respecta a los leñosos, sin contar el olivar, en regadío ocupan una superficie de 1.494 has., casi en su totalidad dedicadas a los frutales que, con 1.473 has., representan el 98,6 por 100 del total de los cultivos leñosos en riego. En este amplísimo grupo de frutales, predominan claramente los cultivos de cerezo, seguidos de los de ciruelo, melocotonero, higuera, manzano y otros.

El regadío de la “otra agricultura” de Jaén, distribución de cultivos, 2000


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Algunas sugerencias a modo de conclusiones y como elementos para un debate sobre la “otra agricultura” de Jaén

     No insistiremos en más datos sobre la “otra agricultura” de Jaén sobre los que se ha abundado en los párrafos anteriores. Debemos hablar ahora de las características y posibles soluciones que esta otra agricultura tiene en nuestra provincia.

     La otra agricultura del secano de Jaén se compone básicamente de cereales (trigo duro y cebada cervecera), oleaginosas (girasol), leguminosas (garbanzo) y frutales (almendro y cerezo). No es una agricultura que permita alternativas racionales al agricultor. La única alternativa viable económicamente es el olivar y, claramente, el sector ha mostrado sus preferencias por el mismo. Es una agricultura de gran tradición en la provincia y en la región andaluza, con unas condiciones agroclimáticas excepcionales para su desarrollo.

     Al menos, en lo que respecta a los cultivos herbáceos, está totalmente influenciada por la PAC y por los pagos compensatorios a determinados cultivos, lo que ha provocado fuertes desplazamientos, fundamentalmente el trigo duro, en detrimento de los trigos blandos y del girasol. Como alternativas para su futuro, pueden plantearse actuaciones tendentes a una mejora de la calidad de la producción, a la oferta de productos deficitarios en el mercado nacional y europeo y a la aplicación de métodos de cultivo que sean poco agresivos con el medio ambiente.

     Por lo que se refiere al trigo, las mayores superficies se han orientado hacia la producción de trigos duros, destinados a la fabricación de sémolas y pastas. España y Europa son excedentarias en este tipo de productos, pero hay una demanda patente de calidad; sin embargo, en la actualidad no se produce ya que las variedades utilizadas han sido elegidas por su productividad, más que por su calidad que en general es de media a baja. El mercado nacional es deficitario en trigos blandos de alta calidad harinera por lo que, de disminuir los pagos compensatorios al trigo duro, debe tenderse a la producción de trigos blandos con buena calidad para panificación.

     En la cebada, la mayor superficie de cultivo se dedica a la producción de variedades de cebada cervecera, por lo que se está en consonancia con la demanda de la industria. Las variedades de cebada para pienso suelen ser muy antiguas, de escaso contenido proteico y poco valoradas por la industria de elaboración de piensos.

     Por lo que respecta a leguminosas, el garbanzo es el cultivo mayoritario, pero las producciones son de escasa calidad alimentaria y poca o ninguna competencia pueden hacer a los garbanzos mexicanos, que se importan masivamente para la fabricación de piensos. Una oportunidad para este cultivo es el cambio de variedades con alta calidad alimentaria para consumo humano, como es el caso del garbanzo blanco lechoso andaluz, muy demandado en la actualidad. El resto de los cultivos de este grupo están en franco declive por su baja calidad para la alimentación de ganado. Sería interesante promover el cultivo de guisante seco como alternativa a vezas y otros, dado su alto contenido en proteínas vegetales y su buena adaptación a nuestras condiciones ambientales. Otra posibilidad es el cultivo de lentejas y legumbres de consumo humano.

     En relación a los cultivos industriales, el girasol es el cultivo mayoritario, con unos interesantes pagos compensatorios para el agricultor y, en la actualidad, totalmente supeditado a ellos. España es un país netamente importador de girasol y la industria extractora está sobredimensionada para nuestras propias producciones. Como posibilidades de futuro estaría el cultivo de girasol de usos no alimentarios, para el que pueden utilizarse las tierras de retirada y el uso de variedades de girasol con alto contenido en oleico.

     Los cultivos leñosos están definidos básicamente por almendro y cerezo, con problemática y situaciones muy diferentes. Por lo que respecta al almendro, en general, el cultivo ha ocupado zonas que casi podrían considerarse como marginales, en su mayoría son plantaciones antiguas, con problemas por la escasa presencia de variedades polinizadoras y con producciones relativamente bajas. Su única oportunidad es aprovechar los planes de mejora previstos en la OCM para tratar de cambiar esa situación y ofrecer producciones que puedan ser demandadas por su calidad, como fruto seco para consumo directo, dado que en la actualidad la práctica totalidad de la producción se dedica a la de pasta de almendra. No obstante, dado que el mercado mundial está prácticamente copado por las producciones de USA, la única ventaja posible, jugando con la calidad, es la proximidad a los mercados europeos, principales consumidores mundiales. El cerezo es un cultivo perfectamente integrado en sus zonas de producción, en el que ya existen organizaciones de tipo cooperativo que permiten comercializar adecuadamente el fruto fresco hacia los mercados y en el que sería interesante, tanto por expansión del cultivo como por reposición del mismo, ampliar la gama de variedades con objeto de ocupar el mayor período posible de presencia en el mercado.

     A pesar se su escasa presencia a nivel provincial, hay que hacer una mención especial del viñedo por su importancia a nivel local (Bailén, Torreperogil). Los principales problemas que plantea son el envejecimiento del cultivo, las características varietales y el progresivo alejamiento del agricultor, lo que le ha hecho perder su especialización como viticultor. Un problema añadido es el abandono del cultivo, con la consiguiente pérdida de derechos de replantación, que probablemente van a limitar seriamente la expansión del mismo. La producción de vino tiene su oportunidad fundamentalmente en los mercados locales, donde son altamente valorados y demandados, pero no parece posible su presencia en condiciones competitivas en el mercado nacional.

     La otra agricultura de regadío de Jaén, afortunadamente mucho más diversificada que el secano, está constituída básicamente por los cultivos industriales (algodón), forrajeras (alfalfa) y los cultivos hortícolas, así como producciones menores de cereales grano y patata. En esta agricultura un principio básico debería ser tenido en cuenta: optimización del consumo y del uso de los recursos hídricos, claramente limitantes. Es preciso replantearse si el agua, un bien cada vez más escaso y demandado, debe utilizarse en producciones que puedan ser excedentarias y en cultivos con baja demanda de mano de obra.

     En cereales y leguminosas, las consideraciones son las mismas que para el secano y no es, por tanto, necesario abundar en ellas. Por lo que respecta al algodón, que es el cultivo mayoritario en los regadíos, hay que hacer constar que es el cultivo que más ayudas recibe por hectárea y que su rentabilidad en los últimos años ha estado muy favorecida como consecuencia de las mismas. Con una cantidad nacional garantizada (CNG) de 249.000 Tm para España, es más que previsible que las elevadas producciones sobrepasen la misma, provocando una disminución de las ayudas que puedan hacer peligrar al sector, dado que el cultivo del algodón en España es el más caro de todo el mundo y aunque con unas producciones elevadas, no pueda competir en mercado mundial. Un problema añadido es el excesivo consumo de agua, por lo que una de las actuaciones a realizar sería la de cambio del sistema de riego actual a riego por goteo, el cultivo bajo plástico, etc.

     El grupo de hortícolas es el que más oportunidades ofrece al agricultor, dado que es posible una especialización en los cultivos más demandados y una vinculación, deseable, con la industria agroalimentaria. Experiencias recientes en nuestra provincia con el cultivo de espárrago y pimiento, fundamentalmente (Bedmar, Campillo del Río, etc.), así lo demuestran. Es difícil la competencia con el producto fresco procedente de otras zonas españolas que destinan su producción al mercado europeo y los grandes mercados nacionales, dadas nuestras condiciones agroclimáticas que impiden la presencia en los períodos de máxima demanda. Tradicionalmente, la mayor parte de los productos hortícolas de la provincia se han destinado a abastecer los mercados locales y dada la escasa importancia de nuestra producción, ésta debiera ser una oportunidad a aprovechar mediante la oferta de productos de calidad que puedan ser elegidos por los consumidores respecto a otros. El sector no está articulado, por lo que una de las vías necesarias de actuación sería la organización en cooperativas y organizaciones de productores de frutas y hortalizas (OPFH) que permitiesen una correcta tipificación de los productos y su comercialización adecuada en los mercados.


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