José A. Peláez y Jesús Henares. Universidad de Jaén
Grupo de Investigación: Riesgo sísmico y Tectónica activa
Actualizado el 02/ene/2019


     La sismicidad en esta zona de la provincia de Jaén se ha incrementado notablemente a partir de abril de 2016. Aún así, desde principios del año 2012 se han venido registrando algunos terremotos de una forma más o menos continuada.

     A finales de enero y principios de febrero de 2012 se produce un terremoto de magnitud 4.0 mbLg al oeste de Huesa con diversas réplicas en el entorno de Huesa-Quesada. Posteriormente, en Julio de 2015 se registra una pequeña serie de terremotos a unos kilómetros al sur de Torreperogil, no superándose en ningún caso la magnitud 2.0 mbLg. En total, este año se llegaron a registrar un total de 34 terremotos, la mayoría de ellos durante dicha serie.

     Es a partir de abril de 2016 cuando se dispara el número de terremotos en lo que es el entorno de Jódar-Peal de Becerro, en lo que podemos considerar el principio de esta serie sísmica, produciéndose los máximos de terremotos en los meses de mayo y agosto. Con ciertos altibajos, se llegaron a registrar hasta 542 terremotos a lo largo de este año, disminuyendo su número en los últimos meses de 2016. Las mayores magnitudes registradas en este episodio fueron 3.4 mbLg, el día 11 de septiembre de 2016, y 3.3 mbLg, previamente, el día 18 de agosto.

     El año 2017 comienza con un número bajo de terremotos, incrementándose algo a final de año. Llega a haber hasta un total de 101 eventos registrados en 2017. El mayor terremoto fue uno de magnitud 3.0 mbLg, el día 12 de septiembre.

     El año 2018 comienza de igual forma, con un sismicidad baja pero mantenida. Podemos decir que estamos aún registrando la sismicidad residual de la serie que comienza en 2016. Hasta mediados del mes de marzo no se superó la magnitud 2.9 mbLg. A continuación, la serie se reactiva. Se llegan a registrar en este mes hasta dos terremotos de magnitud 4.0 mbLg, uno el día 22, a las 14:12:04 GMT, y otro el día 24, a las 00:41:12 GMT, ambos registrados con el sismómetro de la Universidad de Jaén. Estos dos terremotos de magnitud 4.0 mbLg, sentidos por la población, podrían haber causado daños si se hubieran producido más cerca de alguna población y a una menor profundidad. Recientemente, durante el mes de octubre, cuando el número de terremotos había disminuido y la serie parecía estar próxima a su fin, se ha registrado el terremoto de mayor magnitud de la serie sísmica, uno de magnitud 4.1 mbLg (3.7 MW) el día 18 de octubre a las 19:57:44. A continuación se muestra su registro en el sismómetro de la UJA.

     Desde el 1 de enero al 31 de diciembre de 2018, ambos incluidos, se han localizado por parte del Instituto Geográfico Nacional un total de 653 terremotos en el entorno de Peal de Becerro y Jódar (ver figura debajo), 30 de los cuales han alcanzado o superado la magnitud 3.0 mbLg y tres la magnitud 4.0 mbLg. El listado completo de terremotos puede consultarse en la web de nuestro grupo de investigación. La energía total liberada por la serie desde comienzos de año hasta este momento es la equivalente a un terremoto de magnitud aproximadamente igual a 4.6 mbLg. Viendo la evolución de la serie, y el descenso en la tasa de terremotos, esto nos hace pensar que la serie está próxima a su final, aunque no podemos descartar su continuación ni el hecho de que se puedan producir otros terremotos que alarmen a la población.

     Las localizaciones que proporciona el Instituto Geográfico Nacional para los terremotos que se han producido durante 2018 se observan a continuación.

 

     Las relocalizaciones llevadas a acabo por nuestro grupo de investigación muestran que la sismicidad, desde comienzos de 2018, presenta una alineación cercana a la dirección NNE-SSW. La mayoría de los terremotos, y los más energéticos, aparecen localizados a unos 10-13 km de profundidad.

     Aunque no conocemos la estructura que los genera, los terremotos parecen coincidir en superficie con una falla de desgarre dextrorso delimitada a lo largo del Guadiana Menor en los trabajos de García Tortosa et al. (2011) y Morales et al. (2015), paralela a la falla de Tíscar. Ésta es una falla inferida, no observada. Con los datos de que disponemos hasta este momento, las relocalizaciones realizadas, y los mecanismos focales calculados por el IGN, pensamos que la falla que genera esta sismicidad es una falla casi vertical, de dirección aproximada NNE-SSW, y mecanismo de desgarre sinistrorso. Por otra parte, aunque no puede afirmarse de forma definitiva, esta serie podría aparecer como una migración hacia el sur de la sismicidad de la serie de Torreperogil-Sabiote de 2012-2013 (Marín Lechado et al., 2017), posiblemente producida por una transferencia de esfuerzos.