Conquistada en 1231 por el arzobispo de Toledo, don Rodrigo Ximenez de Rada, el rey Fernando III el Santo hace donación de ella a la mitra toledana. En 1294 el arzobispo don Sancho la hace aldea de Cazorla, hasta que en 1370 don Gómez Manrique le concedió la independencia, en reconocimiento a su partidismo en favor a de Enrique de Trastámara. Su principal atractivo son las ruinas del castillo: fortaleza previa a los romanos y que llegó a ser propiedad de los templarios que lo ocuparon como castillo y monasterio. Aún se ven trozos de muralla sobre la roca viva y por eso su ubicación resulta tan grandiosa. Las ruinas  de la iglesia de Santo Domingo de Silos (s. XVI), son del mismo periodo que las de Cazorla, levantada, según la leyenda, sobre el lugar en donde estuvo Santo Domino ejerciendo su labor.

Ruinas de la Iglesia de Santo Domingo de Silos.(FI)

La Iruela es, sobre todo, un lugar que invita al descanso y al contacto con la naturaleza: recorrer sus empinadas calles de casas encaladas; asomarse a sus espléndidos miradores naturales, abiertos a lejanos horizontes; sorprender en la agreste Sierra, que se divisa desde todos sus rincones, alguna cabra hispánica erguida sobre una roca; o disfrutar de la alegre hospitalidad de los circuqueños. Hospitalidad que se acentúa, si cabe, durante las Fiestas Patronales en honor de la Virgen de los Desamparados que se celebran del 27 al 29 de agosto. Fiestas populares con disparos de cohetes, quema de fuegos artificiales, verbenas, cabalgatas de gigantes y cabezudos, concursos de «bolos serranos»,  «truque», «dominó» y el del Fandango de la Iruela y, como no, con el traslado de la Virgen, a manos de los hortelanos, adornada con flores, desde su ermita de la Heredad hasta la Villa.

En cuanto a gastronomía cuenta con sabrosos platos típicos, comunes en la Sierra, como son los  «talarines», el  «rin-ran», la  «gachamiga», que se enriquecen con los buenos productos de sus huertas. Son famosos sus embutidos y jamones curados al aire serrano, y deliciosas sus frutas: los higos de Burunchel, las cerezas de San Isidro, etc.

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