Exposición "Concha Ibañez"

Vamos a comenzar dando las gracias a Concha por este paseo a mundos con sentimiento. No creo que el espectador necesite que le demos muchas indicaciones sobre lo que realmente suponen estas obras de la artista, que no son meras recreaciones paisajísticas, pues verte rodeado de sus cuadros es sentirte transportado, no ya a los lugares que representan sino al estado de paz al que necesariamente te sientes remitido.

Los elementos que componen la obra hacen referencia a la geografía de la que hablan, pero la evocación más patente es a través del uso del color entre lo significante y lo simbólico. Los tierras, del ocre a la ceniza, que nos llevan dese Castilla a Lanzarote, o el azul que nos mueve a son marino por Cadaqués o Cuba. Pero son obras que también llevan al paisaje profundo de nuestro interior, que nos empujan a un lugar entre la sabiduría de la meditación y el deseo de la inocencia.

La contemplación de obras de arte siempre requiere un tiempo, pero muy especialmente, a Concha Ibáñez, debemos venir sin prisa porque cada obra que visitas supone un viaje al que no sabemos renunciar y que debemos disfrutar como ella misma nos indica con quietud y libertad.