Diagnóstico

Introducción y referencias básicas

     Cuando nos referimos al “complejo agroalimentario de los aceites de oliva”, hacemos mención al conjunto de agentes y de transacciones o intercambios que se producen en la secuencia producción-consumo de aceites de oliva. Incluye, por lo tanto, a distintos agentes, empresas y a sus relaciones: empresas suministradoras de inputs o servicios (maquinaria agrícola, maquinaria industrial, empresas de fertilizantes, gabinetes de asesoramiento, instituciones financieras, etc.), agricultores (olivicultores), almazaras (asociativas, industriales y privadas), refinerías, industrias extractoras de orujo, corredores, envasadoras (integradas o no en almazaras), el sector de la distribución comercial que pone los aceites al alcance de los consumidores, los propios consumidores, las industrias de conservas u otras alimenticias, empresas de cogeneración de energía, industrias elaboradoras de cosméticos, etc. Como vemos nos enfrentamos a una realidad compleja.

     En este sentido, nuestro objetivo es analizar la realidad de la olivicultura —sector productor de aceituna— y de la oleicultura —sector productor de aceite de oliva virgen— provinciales, cuyos protagonistas son prácticamente los mismos, debido al gran peso del cooperativismo oleícola en nuestra provincia, por lo que las consideraremos como una sola realidad.

     La consideración de “sector estratégico” del olivar y del aceite de oliva es incuestionable y no sólo por su aportación a la riqueza y al empleo provinciales, sino también por las repercusiones sociales, ambientales y culturales.

     La provincia de Jaén, con 550.000 hectáreas de olivar, representa el 25 por 100 de la superficie española y el 42 por 100 de la andaluza, aproximadamente, produciendo en torno al 40 por 100 del total nacional de aceites de oliva. Desde una perspectiva interna, el 78 por 100 de la superficie agrícola de la provincia se destina al cultivo del olivar, que es mayoritariamente de aceituna para almazara.

     Por otro lado, el concepto de “aceites y derivados” representa más del 90 por 100 de la producción final agrícola de la provincia, porcentaje que adquiere una importancia manifiesta si se considera que el sector agrario en el conjunto de actividades económicas supone alrededor del 20 por 100.

     Las cifras anteriores son claros indicadores de la importancia del sector olivarero y oleícola en la economía provincial, constituyendo un recurso esencial para una buena parte de la población, sobre todo, por la gran cantidad de mano de obra que ocupa tanto directa como indirectamente. En este sentido, una campaña normal genera, aproximadamente, 8 millones de jornales de recolección y más de 150.000 de molturación, cuyo valor económico es de alrededor de 40.000 millones de pesetas.

     Además de considerarse generador de rentas y de empleo, el olivar jiennense ha de concebirse como un sector que satisface necesidades de carácter ambiental, de ordenación del territorio, de equilibrio social y de defensa de la explotación familiar, ante las nuevas funciones que la sociedad demanda al medio rural.


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Situación actual y tendencias

     La denominada “Reforma de la OCM” del aceite de oliva, materializada transitoriamente en el Reglamento (CE) n¼ 1638/98, de 20 de julio de 1998, por el que se modificaba el Reglamento n¼ 136/66/CEE, de la organización común de mercado (OCM) en el sector de las materias grasas, ha sumido a la olivicultura y a la oleicultura en una etapa de incertidumbre. En efecto, el escenario en el que hasta el 1 de noviembre de 1998 se desenvolvía el sector ha cambiado: se ha suprimido el mecanismo y precio de intervención y con ello el “precio y comprador seguros”; se ha eliminado la ayuda al consumo y el régimen de los pequeños productores; se ha asignado una cantidad máxima garantizada a cada país —cantidad nacional garantizada (CNG)— por la que se recibe la ayuda a la producción; etc.

     Ante este nuevo escenario, menos proteccionista, el sector olivarero y oleícola ha de adaptarse actuando de forma diferente a como lo ha hecho hasta el momento y los agentes sociales y la administración han de articular instrumentos nuevos que acompañen la necesaria adaptación y modernización del sector, cada vez más urgente como consecuencia, además de los cambios en las políticas de apoyo al sector, del incremento de producción de aceites de oliva y de la competencia de otros productos.

     Es cierto que la olivicultura y oleicultura provinciales se enfrentan a serias amenazas como las señaladas, pero también a grandes oportunidades. Si actúa aprovechando estas últimas y frenando o amortiguando el impacto de las primeras, se transformará en un sector competitivo y en un verdadero motor para el desarrollo provincial. En la medida en que esto no lo consiga, la socioeconomía provincial se resentirá seriamente.

     Las oportunidades para el sector tienen su origen, básicamente, en cuatro ejes: los cambios en los hábitos de consumo, el binomio estructura de la demanda/comportamiento del consumidor, la consideración sociopolítica del olivar y del aceite de oliva y la aparición de nuevas industrias.

     Ante la situación descrita, cabe preguntarse cómo está el sector. En otras palabras, cuáles son los rasgos que definen su comportamiento y la tendencia seguida en los últimos años. En este sentido, los elementos definitorios del modelo sectorial provincial, pueden resumirse en:

     Por otro lado, contrasta el alto desarrollo del cooperativismo oleícola con la escasa o nula existencia del cooperativismo olivarero, situación que es más llamativa considerando que el olivar jiennense posee un rasgo estructural muy negativo que afecta a la rentabilidad del mismo, como es el escaso tamaño de sus explotaciones.


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Análisis del entorno

OPORTUNIDADES

     Las oportunidades para el sector olivarero/oleícola provincial pueden agruparse en cuatro grandes apartados: cambios en los hábitos de consumo, el binomio estructura de la demanda/comportamiento del consumidor, la consideración sociopolítica del olivar y del aceite de oliva y la aparición de nuevas industrias.

a) Cambios en los hábitos de consumo

     El comportamiento de los consumidores respecto a la compra de alimentos se ha modificado sustancialmente en los últimos años, pasando de ser considerada como una tarea rutinaria y de escaso riesgo, a una actividad de alta implicación, a medida que los consumidores son más conscientes de la relación entre dieta y salud. Esta nueva orientación en el comportamiento de compra de alimentos se ve impulsada por dos factores: el nivel de renta y el aumento del nivel formativo-cultural, de manera que, a medida que aumenta el primero y/o el segundo, los consumidores cambian la estructura de su “cesta de alimentación”, buscando productos más saludables y de más calidad.

     Estas transformaciones representan grandes oportunidades para el sector productor de oliva virgen provincial. En efecto, los consumidores buscan con mayor frecuencia, productos naturales (sin aditivos ni conservantes), más saludables, de mayor calidad, etc., a medida que son más conscientes de que adquirir alimentos sanos es invertir en salud. Asimismo, buscan productos obtenidos mediante prácticas respetuosas con el medio ambiente y están dispuestos a pagar un precio mayor por ellos por dos motivos: porque son productos más saludables y, sobre todo, porque quieren premiar a los agricultores que hacen esfuerzos por mantener las condiciones ambientales y no agredir a la naturaleza.

     En resumen, la tendencia creciente a un mayor consumo de productos naturales, más saludables, de mayor calidad, obtenidos con prácticas respetuosas con el medio ambiente es un elemento clave que favorece el incremento del consumo del aceite de oliva virgen en los mercados. A ello contribuye, sin duda, el consenso existente en reconocer las ventajas saludables y terapéuticas de los aceites de oliva, lo que se traduce en una disminución de la elasticidad de la demanda frente al precio, así como en el reconocimiento mundial del carácter saludable de la dieta mediterránea, en la que uno de los componentes fundamentales es el aceite de oliva.

     Finalmente, los consumidores que buscan indicadores de calidad como medio de reducir el riesgo en la compra, valoran, cada vez más, las denominaciones de origen como expresión externa de la misma. En este sentido, los aceites de oliva vírgenes extra —los únicos que pueden calificarse con denominación de origen— poseen ventajas notables, al posicionarse como “aceites extraordinarios”.

b) Estructura de la demanda/comportamiento del consumidor

     Un rasgo característico en el mercado de los aceites de oliva es el incremento del consumo a nivel mundial, sobre todo, en aquellos países no productores con elevada renta per cápita, tales como Estados Unidos, Japón, Canadá, Australia, Alemania, Reino Unido, etc. La causa fundamental que explica este comportamiento de la demanda es, sin duda, el carácter de producto saludable de los aceites de oliva.

      No obstante, pese a la lectura positiva que ha de hacerse de este aumento del consumo, máxime en una época en la que la tendencia es a disminuir la ingesta de grasas, los aceites de oliva son productos que se consumen, fundamentalmente, en las zonas productoras, donde la fidelización de los consumidores hacia los mismos es muy alta, como lo demuestra el hecho de que el consumo se recupera rápidamente cuando los precios están en niveles normales y decae lentamente a medida que los precios aumentan. Lo acontecido a finales de 1995 y durante el año siguiente confirma lo que señalamos; en efecto, en este período, los precios de los aceites de oliva subieron de forma anormal, como consecuencia de la escasa producción, y el consumo se resintió, de tal modo que la cuota de mercado del aceite de girasol superó a la de los aceites de oliva. Sin embargo, este incremento de la cuota del girasol no se debió tanto al incremento del consumo de este producto como al descenso del consumo de aceites de oliva, es decir, la mayoría de los consumidores siguieron utilizando aceites de oliva, pero de forma menos frecuente y/o en menores cantidades. Al año siguiente, cuando los precios volvieron a niveles razonables, el consumo de aceites de oliva volvió a la normalidad.

     Una cuestión de interés es el incremento, aunque leve, en el uso de los aceites de oliva en el sector de hostelería y restauración. Es ésta una oportunidad importante debido a la tendencia creciente a comer fuera de casa y, consecuentemente, a consumir menos cantidad de aceites de oliva en el hogar, por lo que, si en los establecimientos de hostelería y restauración no se utilizan estos productos, el consumo decaerá en los próximos años.

     Finalmente, hay dos cuestiones relevantes. Nos referimos al desconocimiento, tanto de la existencia del aceite de oliva virgen, como de sus propiedades diferenciales, por una buena parte de los consumidores. Así, en nuestro país, el 20 por 100 de los responsables de compra de alimentos en el hogar no sabe que existe el aceite de oliva virgen, y no nos referimos a hogares en los que no se utiliza el “aceite de oliva” —mezcla de virgen y refinado— sino incluso en los que se consume el mismo. En segundo lugar, la imagen que los consumidores españoles poseen del aceite de oliva virgen es notablemente

peor que la que tienen del “aceite de oliva”. Los consumidores creen que este último es de sabor y olor más agradables que el oliva virgen, más beneficioso para el corazón, que tiene mejores efectos para regular el colesterol, que es de igual calidad, que dura más frituras y que engorda menos. Es de esperar que, a medida que se mejore el conocimiento del producto, su existencia y sus características distintivas, se incremente la demanda del aceite de oliva virgen, sobre todo, en aquellos segmentos del mercado que ya consumen aceite de oliva —aproximadamente el 60 por 100 de los hogares españoles— y que, por lo tanto, están habituados a pagar más por este aceite que por otros aceites comestibles.

c) Consideración sociopolítica del olivar y del aceite de oliva

     El olivar y el aceite de oliva es un sector apoyado institucionalmente desde las distintas administraciones, que lo consideran un sector estratégico. En este sentido, y a modo de ejemplo, el aceite de oliva está considerado como línea prioritaria de investigación en la política de I+D nacional y autonómica.

     De otro lado, aumenta la consideración del olivar como garante del medio ambiente cuando las prácticas agronómicas son adecuadas. Un olivar bien cuidado genera externalidades positivas, relativas a la protección del suelo y a la lucha contra la erosión hídrica, además de ser un ecosistema adecuado para determinada fauna.

     Por último, cada vez más las administraciones y la sociedad, en general, perciben el olivar como un elemento potenciador del desarrollo rural y como un elemento clave en la vertebración del territorio, debido a su influencia en el mantenimiento de la población en zonas rurales.

d) La aparición de nuevas industrias

     Actualmente se está desarrollando e investigando con mayor intensidad la obtención de productos alternativos obtenidos tanto de la poda del olivar, como de otros subproductos: energía eléctrica, abonos, alcoholes, antioxidantes, azúcares, carbón activo, cosméticos, etc. Estos “nuevos productos” están impulsando la aparición de nuevas industrias que son una oportunidad para el desarrollo del sector.

AMENAZAS

     El sector también está expuesto a serias amenazas. La principal es el incremento de la producción de aceites de oliva, tal y como apuntábamos con anterioridad. Otras amenazas tienen su origen en los cambios en la política agraria común y en la competencia de otros productos.

a) Características del mercado: oferta/producción y demanda/consumo

     Como hemos venido apuntando, la amenaza más seria para el sector es el incremento no controlado de la oferta, como consecuencia de la expansión de la superficie de olivar, tanto en España como en el resto del mundo, con el consiguiente aumento de la producción. A esta mayor oferta contribuye, además del crecimiento de la superficie plantada —una buena parte de olivar intensivo y/o de regadío—, la incorporación de las mejoras técnicas y de investigación al sector. Esta situación está provocando incrementos de la oferta que, de no acompañarse por un comportamiento de la demanda en la misma dirección, tendrán como consecuencia la disminución de los precios y, por ende, de la renta de los olivareros, perjudicando la situación más a aquellos que poseen olivares poco productivos.

     La situación descrita está auspiciada por la consideración del olivar como un sector rentable, aunque, a medio y largo plazo, esta rentabilidad puede peligrar si la oferta no se adecua a la demanda a un nivel de precios satisfactorio.

     Otras amenazas que podemos incluir en este apartado son: la posición dominante de las grandes cadenas de distribución sobre la industria oleícola; las barreras de entrada, fundamentadas en la costumbre y tradición, que dificultan la expansión del mercado en ciertos países, fuera del área mediterránea; y la actual estructura de la demanda de aceites vegetales fluidos comestibles en España, caracterizada porque el aceite de oliva más consumido es el denominado “aceite de oliva”, seguido del aceite de girasol, siendo la cuota de mercado del oliva virgen reducida (15 por 100, aproximadamente).

     A lo anterior, habría que añadir que el desconocimiento del aceite de oliva virgen a que antes hemos aludido en el apartado de oportunidades, es una amenaza si no se toman las oportunas medidas de comunicación, encaminadas a que los consumidores conozcan los aceites vírgenes y sus cualidades diferenciadoras.

b) Competencia vía productos

     La existencia de productos sustitutivos de menor calidad, pero de un precio más reducido, hacia los que puede desplazarse la demanda si los precios de los aceites de oliva se elevan por encima de un precio umbral; la aparición y desarrollo de aceites que poseen características nutricionales semejantes a los aceites de oliva; así como la posibilidad de comercializar productos obtenidos mediante mezclas de aceites de oliva con aceites de semillas, prohibidas en España pero no en la Unión Europea, son factores que pueden frenar el desarrollo del aceite de oliva virgen.

c) Cambios en la política agraria

     Los cambios en la Política Agraria Común en el sector de los aceites de oliva están orientados, básicamente, hacia dos direcciones: una mayor liberalización y un “reparto de la ayuda” por países. Los elementos más significativos de la reforma transitoria de la OCM del aceite de oliva y sus posibles impactos sobre el sector son los siguientes:


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Análisis interno

FORTALEZAS

     Con el denominado análisis interno pretendemos conocer las fortalezas y debilidades del sector olivarero/oleícola provincial y medir así su “predisposición competitiva”.

     Las fortalezas se refieren a los elementos internos del sector que, de aprovecharse y orientarse en la dirección de las oportunidades, pueden ser fuente de ventajas competitivas. Por contra, las debilidades se concentran en déficit que hay que tratar de cubrir.

     Las fortalezas del sector se articulan en torno a tres dimensiones: las características del propio producto y su adecuación a las demandas de los consumidores, el liderazgo del sector provincial que podría transformarse en dominio potencial de los mercados —obviamente mientras este dominio no sea real, estamos hablando de una debilidad— y de la apuesta del sector por la calidad de los aceites obtenidos.

a) Características del aceite de oliva virgen como producto

     El principal punto fuerte del sector del olivar y del aceite de oliva es el propio producto. Los aceites de oliva, en general, y los vírgenes de calidad, en particular, poseen un conjunto de características y/o atributos que pueden convertirse en ventajas competitivas si son debidamente explotados desde un punto de vista comercial. El conjunto de factores mencionados en el apartado de oportunidades, cuando nos referíamos a los cambios en los hábitos de consumo, contribuyen a la alta consideración de los aceites de oliva y, sobre todo, de los vírgenes de calidad.

     En segundo lugar, los olivareros, cada día más, están incorporando técnicas de cultivo respetuosas con el medio ambiente y/o cultivando olivar ecológico. Los aceites de oliva procedentes de estos olivares son ampliamente demandados y lo serán mucho más en el futuro, al satisfacer necesidades o deseos de la demanda.

     Finalmente, otra cuestión de interés es que el aceite de oliva virgen obtenido de la variedad “picual”, mayoritaria en la provincia de Jaén, posee características propias que lo configuran como un aceite muy estable, altamente saludable y que puede almacenarse durante un tiempo al no ser tan perecedero como el procedente de otras variedades.

b) Aspectos relacionados con la calidad

     Los consumidores demandan productos de calidad y es este atributo la condición necesaria para que el sector tenga presencia en los mercados finales. El sector ha hecho grandes esfuerzos para mejorar la calidad de los aceites obtenidos, sobre todo, en la fase de transformación, modernizando las almazaras. También, aunque en menor medida, mediante la incorporación de nuevas técnicas de cultivo y de recolección que tienen su impacto en la calidad final de los productos obtenidos. Esta mejora de la calidad puede no encontrar la compensación adecuada si no se cambia la estructura actual de la demanda de aceites de oliva. En efecto, puede ocurrir que obtengamos aceites vírgenes de calidad, pero si el consumidor sigue demandando el “aceite de oliva”, es posible que haya que refinar los aceites de calidad, cuestionándose la validez de los esfuerzos por conseguirlos. En definitiva, obtener calidad es importante siempre y es la condición necesaria, pero con ello no basta, hay que colocar “la calidad” en los mercados y conseguir que sea apreciada por los consumidores.

     En consonancia con la apuesta por la calidad, están proliferando las denominaciones de origen, cuyo aspecto más positivo es que inculcan en los olivareros y oleicultores la cultura de la calidad.

c) Liderazgo mundial del sector provincial

     Los productores de la provincia concentran una buena parte del aceite de oliva virgen producido en el mundo, mientras que las grandes empresas compradoras están desvinculadas de los primeros eslabones de la cadena agroalimentaria. Este liderazgo no se traduce, actualmente, en un dominio de los mercados, pero evidentemente, es incuestionable que un cambio en la actitud del sector apoyado en las ventajas del “liderazgo potencial” sería altamente beneficioso. Un dominio que ha de entenderse no como abuso dominante, sino como la configuración de un marco estable de precios y regulación de mercados.

DEBILIDADES

     Por lo que respecta a las debilidades del sector, éstas se articulan en torno a cinco núcleos centrales: la atomización del sector versus cooperación/concentración, los rasgos estructurales, la deficiente comercialización, la escasa profesionalización del sector y la débil cultura empresarial. Los elementos mencionados articulan un sector oleícola orientado hacia el producto y no hacia el mercado, que hace que el sector otorgue mayor importancia a las medidas encaminadas hacia lo “tangible” y menor a las cuestiones relativas a la comercialización.

a) La atomización del sector o la insuficiente cooperación inter e intrasectorial

     Un rasgo fundamental en el sector productor de oliva virgen provincial es el insuficiente nivel de concentración de oferta, perdiéndose con ello la posibilidad de un mayor poder de negociación en el mercado y de abordar acciones comerciales de cierta envergadura. Es cierto que existen cooperativas de segundo grado e, incluso, una de tercer grado que, a priori, tendrían que ser utilizadas para comercializar en común, con las ventajas propias y conocidas de la concentración de la oferta, pero la realidad es que, salvo contadas excepciones, las cooperativas de segundo grado “facturan en común”, que es requisito legal, pero venden por separado. Esto es, existe una concentración formal pero no real. A este punto nos referiremos más adelante al hablar del cooperativismo oleícola.

     Por otro lado, son escasos los acuerdos de cooperación con otras entidades o agentes que actúan en el ciclo producción-consumo de los aceites de oliva y que podrían traducirse en un incremento de los beneficios del sector.

     Finalmente, hay que destacar, el escaso asociacionismo en la fase de producción de aceituna, perdiéndose, con ello, la posibilidad de obtener inputs a más bajo precio, a la par que tener acceso a determinados servicios tales como asistencia técnica para la modernización de las explotaciones y para la instalación de nuevas tecnologías y técnicas de cultivo, formación, etc.

b) Débil cultura empresarial

     Lo que hemos indicado anteriormente, sobre el escaso asociacionismo olivarero, ha de interpretarse también como una reducida cultura empresarial, donde los olivareros buscan actuar individualmente, aunque el coste de la gestión sea mucho más elevado que si lo hicieran colectivamente.

c) La escasa profesionalización del sector

     Es ésta una de sus grandes debilidades, constituyendo una cuestión de tanta importancia que condiciona su desarrollo, frenándolo en exceso y no dotándolo del dinamismo que los nuevos tiempos demandan. Esta escasa profesionalización provoca una débil o nula orientación al mercado y una ausencia de gestión empresarial, que se materializa en una ineficiente gestión comercial y en una marcada debilidad organizativa en las actividades de suministro de inputs, lo que dificulta la obtención de economías de escala productivas y comerciales, impide mantener negociaciones con las grandes empresas de distribución en una posición de equilibrio y no de inferioridad y hace poco viable abordar actividades de I+D, crear marcas, hacer publicidad, etc. En este sentido, poco se pueden aprovechar las oportunidades que plantea el entorno relativas a la competitividad del producto, si se carece de las capacidades necesarias.

d) Comercialización deficiente

     Destacamos en este apartado algunas cuestiones relativas al comportamiento del sector, con gran influencia en los aspectos comerciales y que afectan a su propio desarrollo:

e) Rasgos estructurales

     Un conjunto de características estructurales no incluidas en los apartados anteriores, actúan como grandes déficit del sector, algunas de las cuales explican el comportamiento del sector olivarero/oleícola provincial. Nos referimos a las siguientes:


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[Ver Matriz DAFO sobre olivicultura oleicultura]

 


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Árboles de problemas y de objetivos

     Del diagnóstico efectuado en el apartado anterior, se deduce el árbol de problemas, así como el correlativo de objetivos. En el primero hemos agrupado los problemas del sector en cinco grandes bloques secuenciales, siendo conscientes de que algunos de los problemas pueden ubicarse en más de uno, debido a que están estrechamente relacionados.

 

[Ver Árbol de problemas sobre olivicultura y oleicultura]

[Ver Árbol de objetivos sobre olivicultura y oleicultura]

 


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Objetivos a alcanzar

     Con el análisis DAFO hemos mostrado la situación actual de la olivicultura y oleicultura provincial. De la situación actual se ha de pasar a una situación deseada; esto es, se ha de decidir dónde queremos estar. A tal fin, hay que definir objetivos y finalmente hay que decidir qué hacer para alcanzarlos, cómo y cuándo hacerlo. En este epígrafe, trataremos de responder a la primera de las cuestiones planteadas.

OBJETIVO GENERAL

     El objetivo clave que se ha de perseguir con las estrategias y actuaciones recogidas es aumentar la competitividad del sector, a través de una mayor orientación al mercado y de la mejora de la productividad, en el marco del desarrollo sostenible. En definitiva, se trata, por un lado, de conseguir un cambio en la orientación de la olivicultura y oleicultura provincial, en el sentido de conseguir una mayor vinculación con el mercado, de tal forma que el sector tome consciencia de que el futuro está estrechamente relacionado con la forma en que los productores sean capaces de satisfacer las necesidades y deseos de los consumidores.

     Por otro lado, se ha de aumentar la productividad del sector, en el marco del desarrollo sostenible, que ha de lograrse mediante una gestión más eficiente de las explotaciones olivareras e industriales que atenúen los déficit estructurales y que respondan a las demandas sociales.

     La finalidad última que se ha de perseguir con el logro del objetivo general es la de posicionar a Jaén como la capital mundial del aceite de oliva virgen.

OBJETIVOS INTERMEDIOS

Estos objetivos generales pueden lograrse a través de cinco objetivos intermedios:

  1. La mejora de la comercialización de los aceites de oliva, básicamente, mediante el desempeño de tareas que busquen conquistar mercados, de tal modo que el sector obtenga una participación importante del valor añadido que generan las actividades posteriores a la de transformación de la aceituna en aceite de oliva virgen. En definitiva, se trata de que el sector aborde las actividades de comercialización o marketing de forma eficiente.
  2. Una mayor profesionalización del sector, que contribuya a lograr la competitividad del mismo y lo impregne de unos nuevos comportamientos, más adaptados a las nuevas demandas.
  3. El aumento de la cooperación inter e intrasectorial. Se trata de inculcar en el sector la cultura de la cooperación como fuente de ventajas competitivas.
  4. Incrementar la productividad del sector, prestando una atención especial a la gestión racionalizada de los inputs y a la incorporación de los avances tecnológicos en la cadena producción-consumo.
  5. Desarrollar cultura empresarial, sobre todo, en las estructuras cooperativas, que impulse y dinamice la modernización del sector.

     Los objetivos anteriores están estrechamente relacionados, de modo que es prácticamente imposible lograr el objetivo principal si no se logran los intermedios conjuntamente.


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