La Virgen de la Cinta

Pedro Machuca (Toledo, h. 1490 – Granada, 1550) constituye sin duda una de las figuras más interesantes del Renacimiento español debido a los años de formación que pasó en Italia, aproximadamente entre 1512 y 1520, que le convirtieron, en palabras de Longhi, en uno de los “comprimari alla maniera moderna”.
En su condición de pintor, las obras de arte que realizó a lo largo de su carrera se caracterizaron por un nuevo estilo profundamente renovador, basado sobre todo en las enseñanzas de Miguel Ángel y de Rafael y que, gracias a las experiencias adquiridas en Italia, también contenía las bases del manierismo.
Como destacó Nicole Dacos, en los Diálogos con Miguel Ángel recogidos por Francisco de Holanda (h. 1517–1585), el maestro florentino definió a Machuca como uno de los dos únicos españoles capaces de “imitar la manera de pintar en Italia […] sin que enseguida sea fácilmente reconocida como ajena”1. Y asimismo fue incluido por el artista portugués en la tabla de famosos maestros modernos “a quienes llamamos Águilas” que concluía su tratado De la pintura antigua (1548), junto con otros artistas españoles que también disfrutaron de una estancia en Italia: Alonso Berruguete, Bartolomé Ordóñez y Diego de Siloe.
Si bien su faceta como arquitecto ha sido ampliamente estudiada gracias a su implicación en la construcción del Palacio de Carlos V en la Alhambra, su producción pictórica —de la que se conservan excelentes ejemplos en Jaén— resulta menos conocida.
Para ayudar a equilibrar la balanza, hemos organizado esta pequeña exposición con la que conmemoramos el quinto centenario de la realización de la Virgen de la Cinta. Restaurada para la ocasión, constituye una de las obras maestras del artista, quien a lo largo de su carrera, tanto durante su estancia en Italia como tras su regreso a España, influyó en buena parte de sus contemporáneos.

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